Los niños están en continuo aprendizaje. Cada día reciben variedad de información del mundo, de sus experiencias y lecciones de vida. Sin embargo, cuando hablamos de emociones, para ellos es un poco más difícil entenderlas y de igual forma, manejarlas.
Un niño emocionalmente inteligente es capaz de sortear las situaciones con más facilidad, respondiendo de manera adecuada a lo que se le presente en cualquier campo de la vida.
En este artículo queremos mostrarte cómo puedes aportar a tus hijos en su bienestar, usando el juego como vehículo facilitador, al momento de comprender y gestionar las emociones.
El juego como herramienta para gestionar emociones
El juego es una herramienta fundamental en el desarrollo emocional de los niños. A través del juego, los niños pueden expresar sus sentimientos, comprender sus emociones y encontrar maneras saludables de manejarlas. El juego simbólico, como representar diferentes roles o situaciones, les permite explorar soluciones a conflictos y desarrollar empatía. Además, los juegos cooperativos fomentan el trabajo en equipo y enseñan a los niños a gestionar la frustración y la paciencia.
Incorporar el juego en la educación emocional permite que los niños aprendan de manera divertida y efectiva, sin sentir que se trata de una lección obligatoria. Juegos como los de roles, la narración de cuentos y las actividades creativas ayudan a los niños a sentirse más cómodos expresando sus emociones y buscando soluciones positivas ante situaciones difíciles.
¿Qué actividades podemos realizar con nuestros hijos para ayudarlos a gestionar sus emociones?
- Juego de roles: El padre comenta una situación donde una emoción difícil de manejar controla las acciones de las personas. Luego, ambos asumen diferentes roles y el niño dirige la situación con base en la pregunta: “¿Qué puedo hacer para resolver este problema?”. Esta actividad permite que los niños exploren alternativas y aprendan a tomar decisiones conscientes.
- Escribe un cuento: Padre e hijo imaginan una situación donde se presente un conflicto. El cuento debe tener la siguiente estructura:
Un juego en el patio con sus amigos.
Una discusión.
Una solución que invite a la reflexión y al diálogo.
Luego se analiza qué implica esta decisión y sus consecuencias. Esta actividad fomenta el pensamiento crítico y la resolución de conflictos. - Imágenes para reflexionar: Los padres le darán al niño diferentes imágenes donde se reflejen situaciones emocionales. El niño debe elegir algunas y decir qué está sucediendo, cuál puede ser el motivo, qué le sugiere al protagonista de la imagen y qué valores representa para él. Esto ayuda a los niños a desarrollar empatía y comprensión emocional.
- El frasco de las emociones: Se trata de un frasco en el que el niño puede depositar papelitos con dibujos o palabras que representan sus emociones cada día. Al final de la semana, pueden abrirlo juntos y hablar sobre cada emoción que escribió, buscando formas de manejarla de manera positiva.
- Respiración de la tortuga: Enseña a tu hijo a respirar profundamente cuando esté enojado o triste. Pídele que imagine que es una tortuga que se mete en su caparazón para calmarse. Inhalen profundo contando hasta tres y exhalen lentamente. Este ejercicio los ayuda a autorregularse y encontrar tranquilidad.
La comprensión de las emociones como primer paso
Las actividades en casa permiten que los niños desarrollen una mejor comprensión de sus emociones y aprendan estrategias para manejarlas de manera efectiva. Al incorporar estos ejercicios en la rutina diaria, los niños se sentirán más seguros y preparados para enfrentar los desafíos emocionales de la vida.
Cuando aplicamos estrategias para identificar y comprender las emociones, entendemos lo que realmente es valioso para el niño y partiendo desde allí, podemos practicar la empatía y otros atributos necesarios para su adecuada gestión.

Nuevas actividades para que tu hijo mejore su gestión de emociones
Tu creatividad está puesta a prueba. Sin embargo, hoy en día existen muchos recursos que puedes obtener para generar nuevas actividades, adaptadas a tu personalidad y las de tus hijos.
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¡Practícalas con tu hijo y ayúdale a crecer con inteligencia emocional!





