En Newport School entendemos que la tecnología es parte integral del entorno en el que nuestros estudiantes crecen, aprenden y se relacionan. Nuestro propósito es acompañar a las familias brindando pautas claras que contribuyan al bienestar físico, emocional y académico de los estudiantes. En este blog te compartimos orientaciones basadas en buenas prácticas internacionales, adaptadas a nuestra comunidad y a las necesidades actuales de los niños en cada etapa del desarrollo.
Límites de tiempo frente a pantallas: equilibrio para cada etapa del desarrollo
El uso de pantallas debe ser regulado de acuerdo con la edad y las necesidades particulares de los niños:
- En la primera infancia (0 a 2 años), se recomienda evitar la exposición directa, ya que este es un periodo en el que el cerebro requiere experiencias reales para fortalecer el lenguaje, la atención conjunta y los vínculos afectivos. Las pantallas, en esta etapa, solo deberían utilizarse en videollamadas cortas con familiares, bajo supervisión y sin sustituir la interacción humana.
- Entre los 2 y 5 años, los niños pueden acceder a contenidos digitales durante periodos breves y siempre acompañados por un adulto. Se sugiere limitar el uso a un máximo de una hora diaria, priorizando contenidos educativos que fomenten habilidades cognitivas y socioemocionales. El acompañamiento activo del adulto es fundamental para ayudarles a interpretar lo que ven y relacionarlo con su entorno inmediato.
- En la etapa escolar (6 a 12 años), el uso de pantallas se amplía, especialmente debido a actividades académicas que requieren herramientas digitales. Sin embargo, es importante establecer límites claros para el uso recreativo, que idealmente no debe exceder entre una y dos horas al día. Mantener espacios libres de pantallas —como los momentos en familia, las comidas o la hora previa al descanso nocturno— contribuye a una rutina equilibrada y saludable.
- Durante la adolescencia, la tecnología adquiere un papel central en el aprendizaje, la comunicación y la construcción de identidad. En esta etapa, más que restringir, se busca acompañar, dialogar y establecer acuerdos que fomenten la autonomía responsable. Conversar con los jóvenes sobre el manejo del tiempo, la importancia del descanso y el equilibrio entre actividades digitales y presenciales es clave para un buen bienestar.
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Contenidos adecuados: calidad y pertinencia como prioridad
Así como el tiempo de exposición es importante, la selección de contenidos desempeña un papel fundamental en el impacto que las pantallas tienen en el desarrollo de los niños.
- Durante las edades tempranas (2 a 5 años), los contenidos deben ser simples, calmados y con fines educativos. Se recomienda elegir programas que estimulen el lenguaje, el reconocimiento de formas y colores, la motricidad y la expresión emocional. El adulto, además, debe acompañar de manera constante para ayudar al niño a reflexionar sobre lo que observa.
- Para los estudiantes entre los 6 y 12 años, los contenidos deben promover la exploración, la curiosidad y el pensamiento crítico. Aplicaciones de lectura, actividades interactivas de matemáticas y ciencia, plataformas de idiomas, tutoriales artísticos y videos educativos son opciones adecuadas para esta etapa. La supervisión sigue siendo necesaria, especialmente para garantizar que el contenido responda a valores formativos y esté alineado con los intereses y necesidades del estudiante.
- En la adolescencia, el mundo digital se amplía significativamente. Los jóvenes acceden a redes sociales, plataformas educativas, videojuegos y contenidos multimedia que influyen en su identidad y en su relación con los demás. Es fundamental dialogar con ellos sobre la importancia del uso seguro, la privacidad, la convivencia digital y la veracidad de la información. Como institución, promovemos que los estudiantes desarrollen criterio propio frente a los contenidos que consumen, fortaleciendo su pensamiento crítico y su responsabilidad digital.
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Señales de alerta: ¿cuándo intervenir y acompañar?
El uso excesivo o inadecuado de pantallas puede generar cambios en el comportamiento y en el bienestar de los estudiantes. Algunas señales que requieren atención incluyen: irritabilidad al limitar el uso, alteraciones en el sueño, dificultades de concentración, disminución del rendimiento escolar, falta de interés en actividades físicas o sociales, dolores de cabeza, cansancio visual o posturas inadecuadas durante largos periodos de uso. En adolescentes, también puede aparecer el uso oculto del dispositivo, la necesidad compulsiva de estar conectados o el aislamiento social.
Ante estas señales, se recomienda revisar los hábitos digitales del niño o joven, ajustar los horarios, promover actividades alternativas y mantener una comunicación abierta y respetuosa. Si las dificultades persisten, es conveniente buscar orientación profesional para garantizar un acompañamiento adecuado.
Hacia una ciudadanía digital responsable
En Newport School estamos comprometidos con la formación de ciudadanos digitales capaces de usar la tecnología de manera ética, segura y equilibrada. Las pantallas pueden ser herramientas poderosas para el aprendizaje y la creatividad cuando se utilizan con propósito, conciencia y acompañamiento. Invitamos a las familias a trabajar de manera conjunta con la institución para construir hábitos digitales que favorezcan el desarrollo integral de nuestros estudiantes y fortalezcan su bienestar.
La educación digital es un camino compartido. Sigamos promoviendo prácticas que permitan que la tecnología sea un recurso formativo y no un obstáculo para la vida cotidiana.
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